22.10.14

Amazonas de tres pechos.

Algo por dentro grita fuerte.

Un grito ronco, de fondo. Una voz dulce que dice "Sigues dentro del remolino".

Vivo en un bucle de autoexigencia donde nuestra peor pesadilla es la autocomplacencia. Habito un sistema implacable con un cuerpo que trata continuamente de rebelarse. Son las dos caras de la moneda diaria. Las que, según voy despertando, aplico a todos los aspectos.

Tener una relación heterosexual me provoca muchas dudas: ¿Y si no es mi elección? ¿Y si el sistema me lo impuso? ¿Y si en realidad soy lesbiana, o me gustan ambos sexos, o no hay sexos como biológicamente nos quieren imponer o si lo que es una mierda es vivir yo para él y él para mí cuando yo en realidad quiero a todo el mundo? Y en tus momentos de pareja no puedes evitar sentir que ya estás otra vez cumpliendo ese rol. Y lloras por dentro, porque antes te llenaba de felicidad cuidar, porque aún no había consecuencias, pero ahora te hace daño. Y recuerdas cuando tomabas esta pastilla que te hacía sentir menos pero te quitaba el vello y los granos de la cara y así tu padre no te llamaba "mujer barbuda". Cuando castrarse era bueno porque así no mirabas fijamente a otros ojos. Pero ya no es posible ser menos.

En el filo de la paranoia final empiezas a pensar que el sistema es el que quiere que luches, porque mientras luchas por dentro e intentas lidiar con tanta mierda, no estás realmente viviendo para vivir sino para complacer a tu propia autoexigencia que te devora porque es insaciable. Algo falla y vamos a dejar de pensar por un rato que somos nosotras. Por favor. Hace años que dejé de pedirme coherencia para exigirme consecuencia: Si crees que algo es correcto, a por ello, de frente. Y desde entonces todo duele mucho, mucho más. Compensa más quedarse en el banquillo a mirar, pero usé su madera para quemar mis ganas y ahora no tengo donde sentarte. Solo queda jugar. Pues juguemos. Pero:

Empezamos a luchar porque perdimos cosas, y luchando perdimos muchas más.
No elegimos luchar porque fuese cómodo: Elegimos luchar para que elegir también fuese cómodo.
Sabemos a donde nos lleva el individualismo, pero no perdamos de vista la autoconservación.
La entrega es otra forma más de sometimiento pero la negación de la misma, a su vez, también lo es. Por eso lo más importante es que comprendas que LO QUE ELIJAS ESTARÁ BIEN, porque luchábamos por eso y no por luchar. Que si estás leyendo esto seguramente ya hayas localizado parte de tus alienaciones. Deja de temer a todas las que aún no conoces.
Y recuerda que te quiero, y que me quieres, aunque no seamos perfectas o aunque lo seamos.

 #22O #vagaDeTotes
Esto es, en buena parte, una reacción a "Descuidar" de Silvia Nanclares.

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